“El Gobierno dice que proteger al trabajador impide generar empleo, y eso es totalmente falso”

Jorge Elías - II Jornadas Nacionales de Actualización

Jorge Elías es un reconocido abogado laboralista de Rosario y un crítico de las ideas de modificaciones a las leyes del trabajo que impulsa la Casa Rosada. Dice que iniciativas similares se vieron en los ’90.

Mañana el presidente Mauricio Macri dará pinceladas gruesas sobre las reformas que, con el aval de las urnas cosechado hace una semana, pretende impulsar a partir de ahora, durante la segunda parte de su mandato. Los planes incluyen cambios en materia tributaria, laboral y previsional, entre otros, y serán expuestos ante gobernadores, empresarios, dirigentes sociales y representantes del Poder Judicial.

Pero las modificaciones en el mercado del trabajo son, hasta aquí, las que más polémica desataron, fruto de un enfrentamiento que se generó a partir de las acusaciones que realizó la Casa Rosada contra los impulsores de lo que denominó “la industria del juicio”. Estudios jurídicos, sindicatos y jueces cayeron bajo los cuestionamientos. Ahora, con el ejemplo de lo ocurrido en Brasil, los gremios hablan ya de intenciones de aplicar una severa flexibilización laboral, a la que asemejan a la aplicada en la década del ‘90.

Pero los representantes de los trabajadores no son los únicos que cuestionan los planes oficiales. Hay muchos juristas que levantaron la voz en el mismo sentido.

El experimentado abogado laboralista de Rosario, Jorge Elías, que disertará esta semana en Río Cuarto en el marco de las jornadas organizadas por el Foro del Derecho del Trabajo en las que se debatirá sobre “Reforma Laboral y Ley de Riesgos”, asegura que “hay algunas sospechas de que no van a ser reformas en pos de mejorar la protección del trabajo sino al revés”, enfatizó.

¿Cómo imagina la reforma laboral que anuncia el gobierno nacional?
Primero, es un tema que vamos a tener que abordarlo porque el Gobierno lo está proponiendo, aunque con algún grado de imprecisión porque no se anima todavía a decir qué es lo que de verdad quiere hacer. Instaló el tema en la agenda y por eso nos obliga a todos a abordarlo, y de hecho el Foro de Derecho del Trabajo convocó a estas jornadas haciéndose eco de esta inquietud. Hay algunas sospechas de que no van a ser reformas en pos de mejorar la protección del trabajo sino al revés, en el sentido de desproteger a los trabajadores. La premisa que circula en el ambiente es la de sacar leyes más modernas para permitir el crecimiento. Y esas normativas parecen traer implícitas una menor tutela para el trabajador con una excusa que los argentinos ya hemos visto, porque lo vivimos con Carlos Menem, de que si protegemos mucho al trabajo no se genera empleo. Y entonces la garantía para que todos tengan trabajo es bajar la protección, los adicionales remunerativos, las cargas sociales, abaratar los despidos para que todos tengan trabajo y todos vivamos mejor.

¿La premisa es errónea o cree que fue mal aplicada en los ‘90?
Creo que es una premisa profundamente equivocada. La experiencia nos indica que el gobierno de Menem fue el que más desempleo provocó, el que más desigual hizo la distribución del ingreso. Y por el contrario, cuando llega Néstor Kirchner en 2003, con una política opuesta en este punto, las circunstancias de cómo se manejó la economía permitieron generar empleo sin afectar la protección del trabajo. Y a esto no sólo lo pienso yo, y es el gran problema que tiene el Gobierno, sino que lo piensa la mayoría de los argentinos. Nadie cree que volviendo a las promesas de la década menemista vamos a salir adelante. Entonces el Gobierno tiene este inconveniente porque sabe que hay una resistencia social. Estamos como vacunados contra estas recetas después de lo que pasó. Y tan es así que el Gobierno con cola de paja dice que lo que se intenta aplicar no tiene nada que ver con las políticas de Menem, y que tampoco es la reforma de Brasil, tratando de alejar ese fantasma que todos tenemos sobre el grado de retroceso de los derechos del trabajador. Creo que el Gobierno será prudente y no buscará reformar las leyes porque eso le generaría un problema parlamentario ya que no tiene mayoría en el Congreso, y avanzará con negociaciones por actividad, modificando, corrigiendo algunos contenidos de los Convenios Colectivos de Trabajo, que por cierto sería una versión mucho más liviana de la reforma. Porque obviamente los convenios no pueden modificar la ley y por lo tanto se podrán adecuar algunas cosas vinculadas con la distribución del trabajo, la polivalencia de funciones, la cantidad de personal para cada tarea, pero no se podrán modificar las reglas básicas de protección contra despido, contra enfermedad y demás.

También se dice que haciendo lo que se hace llegamos hasta acá, con un 10% de desocupación y un 35% de informalidad, y que por lo tanto son necesarias las reformas; ¿un cambio en las normas puede solucionar eso?
No. En esencia se refieren a eso porque es lo más fácil de hacer; es fácil echarles la culpa a los trabajadores, a los abogados laboralistas o a los jueces, mucho más que reconocer las dificultades de la economía. El Gobierno tiene algunos problemas que incluso reclaman los sectores más ortodoxos, como bajar el déficit fiscal, abrir la economía, modificar el tipo de cambio, las tasas de interés. Hay un conjunto de medidas que deberían tomarse para el crecimiento económico con empleo y equidad. Entonces, una vez que alcancemos un acuerdo en cuál es el plan, que todavía no lo conocemos, porque el Gobierno prometió algunas cosas y no las cumplió como la de bajar el déficit, podamos avanzar. Lo que sí genera es confusión, ¿cuál es la estrategia de crecimiento y desarrollo de Argentina hoy? No lo sabemos. Y entonces mucho menos vamos a saber qué rol van a cumplir los trabajadores. Pareciera una receta muy simplista, y me permito decir oportunista, la de decir que es porque los negros quieren ganar siempre más, porque los abogados son unos delincuentes y los jueces, unos estúpidos; por decirlo en términos coloquiales. Pero creo que estos arrebatos espasmódicos que tiene el Presidente acusando a los jueces de fallar en favor de los trabajadores implican desconocer una realidad. Estos juicios son fruto del empleo no registrado. Y puntualmente no creo que el empleo en negro se vaya a resolver abaratando la contratación. Porque el que tiene un empleado en negro es porque tiene una economía en negro, porque evade, oculta. Y entonces no tiene ningún interés en blanquear a los trabajadores porque eso le va a generar un problema en sus balances. Entonces, mientras haya economía en negro habrá empleo en negro; y lo que hay que hacer es combatir la economía en negro, que es mucho más complicado porque hay que tocar algunos intereses que a lo mejor no quieren desafiar.

El empleo en negro es una parte…
Totalmente.

¿Pero no es necesario aggiornar a los nuevos tiempos las leyes laborales?, porque ingresamos a un avance vertiginoso de la tecnología con Convenios de los ‘70.
En materia de Convenios Colectivos claramente es necesario trabajar porque quedaron congelados. Y en parte eso se debe a que los dirigentes sindicales temen que si se sientan en una mesa a negociar no van a conseguir nada mejor, sino posiblemente algo peor. Entonces se cuidan y se aferran a ese convenio desactualizado. Es cierto que están desactualizados y que hay nuevas modalidades que deberían ser incorporadas. Pero con la excusa de esas nuevas modalidades lo que no debemos hacer es poder tomar y despedir a la gente pagándole poco o nada. Entonces, si modernizar es volver al siglo XIX evidentemente eso no va a ser aceptado por la sociedad. Pero si, en cambio, modernizar implica instaurar mecanismos en los que los trabajadores puedan participar o ser informados de las decisiones de las empresas y no que les cierren las ventanas en las narices; que los trabajadores sepan cuánto gana la empresa para conocer hasta dónde tienen derecho a un pedazo de esa ganancia o hasta dónde tienen que arremangarse para salvar la empresa; si pudieran ser consultados sobre la estrategia de la patronal y así sentirse más parte de la empresa, eso sería un capitalismo moderno cómo ocurre en algunos países de avanzada en Europa.

¿No cree que se vaya en esa dirección?
No. Acá lo que se pretende es quitarles a los trabajadores lo que tengan a cambio de nada, y ahí es donde hace ruido el cambio, la necesidad de adaptación. Nadie va a aceptar que la modernidad es vivir peor que antes; se supone que la modernidad es ir hacia adelante.

¿Vincula esto con una estrategia más global que incluye las denuncias contra la industria del juicio?
Sí, sí. Pero además es lo único que saben decir. Los abogados son mafiosos, y con eso no explican nada ni solucionan nada. Es una ofensa gratuita, sin justificación. No hace más que practicar una suerte de demagogia barata con sectores patronales que están enojados. Así no se va a ningún lado. Entonces, claro que puede ser parte de una estrategia más amplia de demonizar a determinados actores y sectores. Se debería decir qué reformas y por qué motivos, para alcanzar determinados objetivos y que se sumen en ese camino diferentes actores a cambio de tal contraprestación. Eso sería otra cosa. A lo mejor ahí nos ponemos de acuerdo en base al consenso. Pero si la receta es “hagan lo que yo quiero que algún día van a vivir mejor”, va a ser difícil y ya lo vimos con Menem.

¿Los sectores académicos deberían estar sentados en la mesa de discusión de la reforma laboral?
Seguramente nos gustaría a los académicos que nos convocaran, pero no lo creo porque somos el anticristo.

Fuente: Diario Puntal.

Fecha: 29 de Octubre de 2017.

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