Mario Ackerman, uno de los mayores especialistas en Derecho Laboral del país, fue muy crítico del proyecto que impulsa el Gobierno. Aseguró que “hay mala fe o ignorancia” en el oficialismo.
Con tibia reacción, los sindicatos intentan hacer frente y al menos aspiran a lograr modificaciones en la letra de la reforma laboral que surgió de los despachos oficiales de la Casa Rosada y que ya se debate plenamente en ámbitos empresarios, gremiales y académicos.
Ayer, en Río Cuarto, el Foro del Derecho del Trabajo abrió las II Jornadas Nacionales de Actualización en las que se centró la atención sobre los cambios en la Ley de Riesgos del Trabajo y continuará hoy por la mañana en el Sindicato de Luz y Fuerza con la reforma laboral.
El encuentro cuenta con la presencia de Mario Ackerman, profesor emérito de la UBA; y los abogados laboralistas Eugenio Sigifredo y Jorge Elías.
Ackerman es una voz crítica con respecto al articulado que se conoció como proyecto de reforma laboral y asegura que no sólo no permitirá reducir la desocupación y el empleo en negro, sino que, por el contrario, los fomentará.
“Este proyecto, según las CTA, que fue redactado en gran medida por los sectores empresarios y en algún punto por el Gobierno. Yo creo que es más grave, esto va a ser de autor anónimo. Nadie va a tener el coraje de decir que es el responsable de esta grosería”, explicó el especialista en diálogo con el programa radial Café Digital que se emite por el 91.9.
¿Cómo define en grandes rasgos el proyecto de reforma laboral?
Creo que es una enorme torpeza, para decirlo decorosamente. Los argumentos son los que generalmente se utilizan cuando se hace una reforma que atenta contra los derechos de los trabajadores. Se dice que es para generar empleo, y esto es mentira. Primero porque está probado que la reducción de la protección de los trabajadores no facilita su contratación. Pero esto tiene una lógica, porque ellos piensan que el trabajo es una mercancía y por ende si uno baja el precio de la harina es posible que el panadero compre más harina; si bajo el precio de los trabajadores, es posible que se contraten más trabajadores; un disparate, es absolutamente falso. Porque uno puede hacer acopio de harina, pero no de trabajadores.
Pero eso es lo que afirma el Gobierno…
Argumentar esto es de mala fe o de ignorancia, o una mezcla de las dos cosas que es lo que parece que ocurre con el Gobierno.
¿Qué cree que va a pasar en los hechos si esto avanza?
En los hechos para lo único que va a servir es para aumentar el poder de los empleadores. Hay que advertir que la relación de trabajo es una relación de poder, hay uno que manda y uno que obedece. Y si el que obedece tiene menos protección, es más débil frente al que manda. Pero al mismo tiempo este proyecto tiene otro elemento que es más grave todavía en general, para la sociedad en su conjunto. Porque este es un proyecto que promueve el trabajo en negro.
¿Cómo es eso?
Es que el argumento es que viene con un blanqueo para que los empleadores regularicen a los trabajadores. Esto también es mentira. Lo que hacen en realidad es eliminar todas las sanciones que iban a favor de los trabajadores para el supuesto de que hubiese sido contratado en negro. Con lo que desalienta que el trabajador que está en negro reclame para que lo regularicen. Y si reclama pierde el empleo y para poder cobrar va a tener que hacer un juicio. Pero además, esto castiga al buen empleador, al empleador de buena fe, al que tiene a los trabajadores en blanco, al que cumple con todas sus obligaciones. Y premia a los que los tienen en negro.
¿Por qué dice que los premia?
Los premia porque le quita el riesgo de que el trabajador le reclame. Porque el trabajador si reclama, pierde el empleo y no cobra. Va a tener que hacer un juicio para cobrar lo mismo que si estuviera en blanco, pero mucho después. Y la realidad es que va a cobrar menos porque después de un año de juicio o dos, desesperado, va a negociar una indemnización menor a la que le hubiera correspondido cuando lo echaron.
¿Qué ocurre hoy con ese ejemplo?
Hoy, si el empleador despide a un trabajador en negro, la indemnización se duplica o triplica. Con lo que no conviene tener trabajadores en negro y por ende el trabajador está alentado a reclamar. Ningún empleador sensato tiene trabajadores en negro. Y la realidad es que los grandes grupos económicos tienen trabajadores en blanco. Ellos no necesitan esto. Lo necesitan los intermediarios de los grandes grupos, que son los que ellos subcontratan. Y en ese punto viene con otro elemento la reforma cuando dice que si el grupo económico contrata a una empresa que tiene trabajadores en negro, hasta hoy son ambos responsables por las obligaciones frente al trabajador.
¿Y ahora no?
La ley ahora quiere eliminar la responsabilidad de ese gran grupo económico. Hoy son deudores solidarios y deben lo mismo, pero con la reforma se busca evitar eso. Hoy al gran grupo no le conviene subcontratar, por ejemplo, a una empresa de limpieza que tiene a todos sus empleados en negro o es una cooperativa trucha, que hay muchas. Pero a partir de ahora, el empresario principal no tendrá obligaciones con respecto a ese personal. Es un disparate lo que están haciendo y sobre todo disfrazado de lo que dicen que es una promoción del blanqueo y la contratación de nuevos empleados. Ni promueve la contratación ni promueve el blanqueo. Pero además genera conflicto porque todo esto termina en tribunales.
¿Puede haber más litigiosidad en lugar de combatir la industria del juicio como dice el Gobierno?
Son miserables los que hablan de la industria del juicio, porque es un agravio gratuito a todos los abogados; porque hay algunos pícaros, como los hay entre los ingenieros, entre los médicos o entre los empresarios. Pero eso no quiere decir que todos sean pícaros. Y si hay abogados pícaros habrá que sancionarlos, quitarles el título y eventualmente meterlos presos. Pero que no vengan con esta historia de la industria del juicio. Porque lo que hacen con esta reforma o con la ley de riesgo de trabajo a comienzos de año, es promover el incumplimiento, porque ya no tiene sanción. Por eso, a modo de balance digo que es una reforma absurda si acaso no es de mala fe.
¿Entonces no va a fomentar el empleo y el blanqueo como dicen?
No. O no lo supieron hacer o no lo quisieron hacer. Yo creo que no supieron ni quisieron, porque son unos brutos de mala fe.
También se cuestionó la cantidad de sindicatos en el país…
Bueno, hay una norma en el proyecto que le permite al Gobierno eliminar sindicatos chicos. Esto habría que ver para qué; porque qué le importa al Gobierno que no haya sindicatos chicos. Además, no tiene por qué meterse en eso. Critica que hay 500 sindicatos que no firman convenios colectivos; y si no lo hacen es porque no pueden, porque no los dejan, porque el empresario no quiere. Pero de todos modos el Gobierno por qué tiene que meterse en eso. Salvo que les quiera hacer un favor a las grandes centrales sindicales.
Se quejó de la cantidad de gremios y de la cantidad de obras sociales…
Pero, ¿y qué le importa al Gobierno eso? ¿Qué interés puede tener? Al contrario, que los deje tranquilos. Si los trabajadores son tan estúpidos de dividirse, de formar tres centrales obreras, cincuenta sindicatos, es un problema de ellos. El Gobierno no tiene por qué meterse. Insisto, salvo que les quiera hacer el favor a los grandes sindicatos.
¿Puede ser una moneda de cambio para que avance parte del articulado?
Es posible, no hay que descartarlo.
¿Cree que habrá discusión y debate a partir de ahora?
No lo sé. Tengo una enorme desconfianza de cómo puede reaccionar la clase política porque esto va al Congreso y el Gobierno no tiene mayoría en ninguna de las dos cámaras. Pero así como consiguieron que Córdoba adhiera a la Ley nacional de Riesgo de Trabajo, que es una mala ley, lo mismo puede ocurrir en el Congreso. La ley de riesgo es otro mamarracho que fue rechazado con un cacareo de la CGT, pero a la hora de votar levantaron todos la mano.
¿Los convocaron a los académicos para que aporten?
No, no. Las reformas legislativas en la Argentina son territorio sagrado mapuche al que la inteligencia no entra. Está vedado el acceso a los académicos. Nunca nos consultan. A mí jamás me consultaron nada de nada y después se enojan cuando uno escribe u opina. Pero no conozco a nadie que hayan llamado.
Fuente: Diario Puntal.
Fecha: 04 de Noviembre de 2017.